La película de Walt Disney «Hércules» tiene una escena en la que lucha contra una serpiente aterradora. Hércules logra cortarle la cabeza, la multitud aplaude, pero luego … de la serpiente crecen dos cabezas, en lugar de ella. Y a partir de ese momento, en lugar de todas las demás cabezas que corta, crecen más y más cabezas. En un momento su entrenador, el satírico, se pone de pie y anuncia con abismal seriedad, como si tuviera el poder de marcar las reglas: «No más cabezas».
Así es como me sentí en 2020 y supongo que no estoy sola. Que se vayas, que se lleve esta maldición, que «sólo» podamos evaluar el daño y empezar a reparar, sanar, reconstruir y lo más importante, acercarnos. Es difícil hacer todo esto cuando constantemente se agregan más y más «cabezas».
La noticia de la vacuna en camino inspira esperanza de que pronto recuperemos las dimensiones básicas de nuestro bienestar personal: cercanía social y libertad de movimiento, medios de vida, derechos civiles y más.
Pero la vacuna no cambiará todo.
El máster en Counselling Adleriano que imparto en España y Sudamérica ha determinado que el próximo ciclo, que comienza en septiembre de 2021 (!!) será todo en línea. En estos momentos se suponía que debía estar en Madrid, una de mis ciudades favoritas del mundo.
Este año me ha llevado a una creatividad que no recordaba en años, y a un avance profesional al llegar a nuevas audiencias en todo el mundo. Reemplazaría todo con la posibilidad de abrazar a mis amigas… Pero, como decía siempre mi maestra Talma Bar-Av, «nadie me lo preguntó».
La realidad es dura. 2020 nos ha hecho trizas, hay algo por lo que llorar, hay algo de qué preocuparse. Si aún no lo has hecho, es el momento de activar las fuerzas creativas y todos los posibles círculos de apoyo. Es hora de preguntarnos ¿cómo estás? ¿Qué necesito? ¿Quién puede ayudarme?
Me encanta tanto vivir, que trato al tiempo como un recurso muy valioso y odio desperdiciarlo. Por eso soy buena en priorizar. Para elegir y decidir uso “la prueba de energía”: Después de hacer algo, ¿me siento mejor o peor que antes de hacerla? Utilizo esta prueba en todo lo que hago. Me ayuda a alejarme de lugares, situaciones e interacciones que terminan haciéndome sentir vacía, triste, tensa o nerviosa. Lo que debo hacer y no es edificante, como trámites y lavar los platos, agrego algo “dulce” como escuchar música o un libro, pensar el significado de la vida o intentar (generalmente fracasando) practicar mindfulness. Si tuve una interacción desagradable, pienso en cómo puedo lidiar mejor con esa situación la próxima vez.
Me impresionó el dicho de Sócrates: «una vida no examinada no es digna de ser vivida». Para aquellos a quienes les gusta examinar su vida, hay dos fechas que constituyen un hito y examinan el «medio»: cumpleaños y fin de año.
Examinar la vida no es cosa fácil. Es informarnos a nosotros mismos de la brecha entre quiénes somos y lo que hacemos y lo que queremos ser o hacer. Si el examen es sincero, veremos la brecha entre lo que hacemos y nuestros valores. Si no asumimos la responsabilidad de hacer algo sobre la brecha (esforzarnos por realizar nuestras aspiraciones) o aceptarla (bajar las expectativas), nos encontraremos en el mismo punto, con el mismo resultado, en el siguiente examen.
Hay partes de la realidad que no podemos cambiar, hay partes que vale la pena intentar cambiar mediante el activismo social. Pero podemos influir en nosotros mismos. No es fácil y es imposible hacerlo solo.
Las mejores inversiones que he hecho en mi vida, y que sigo haciendo, son el estudio y la terapia, que también es un proceso de aprendizaje, cuando nosotros y nuestras vidas somos el material de estudio. Lo que requiere tratamiento y no se trata se convierte con el tiempo en resentimiento y remordimiento, y eventualmente se convierte en lo más difícil de todo: el desperdicio de una vida. El desperdicio de la vida es la pérdida de tiempo precioso, único y corto que se nos ha dado sin realizar el potencial que hay dentro de nosotros, sin amar, evolucionar, crear, contribuir y disfrutar de todo esto.
Para que 2021 sea mejor para nosotros, debemos mirar la realidad en el blanco de los ojos, respirar, decidir, reunir fuerzas, movilizar ayuda y dar un paso.
Feliz año nuevo.
Anabella