NO OBEDIENCIA: COOPERACIÓN
Los niños del medio en la familia se caracterizan por el deseo de desafiar las convenciones, y yo no soy inusual en eso. Si tuviera un segundo nombre, sería «cambio». Por lo tanto, este artículo no es una oda a las normas y reglas. Tampoco es una declaración de conformismo. Es un documento que intenta poner orden y distinguir entre liberalismo y anarquía, y en el espíritu de la época te prometo: te beneficiarás personalmente.
Comenzaremos con una escena de la vida cotidiana. Mamá o papá con los niños en la plaza por la tarde. Son las 18.00. Este es el momento perfecto para volver a casa: hay que llegar, preparar la cena y comer, ducharse, organizarse para mañana e irse a la cama con una ceremonia especial, y despedirse con un abrazo cariñoso. Pero los niños están en medio de la diversión. A las 17.45 hay una primera advertencia: «mi amor, nos vamos a casa pronto». A las 18.00: Vamos chicos!
Entonces, comienza la saga: un ratito más, recién empezamos, una vez más, por última vez… Los nervios de mamá o papá comienzan a tensarse, pero ya están entrenados en exceso de flexibilidad, el tono se va poniendo menos agradable, hasta terminar con un acorde muy desafinado, que incluye advertencias, amenazas y gritos… llegamos a casa a las 19.00 horas. Los niños no demuestran agradecimiento y aprecio por la prolongación del juego en la plaza. No se apresuran ni ayudan. Están cansados, desvarían, se pierden en alguna pantalla … no ven las exigencias de la realidad, no están entrenados en consideración y cooperación.
PONGAMOS ORDEN
Los humanos no vivimos solos. Para vivir en armonía y funcionar efectivamente, necesitamos consentimientos, estas son normas que todos debemos conocer y aceptar. La fuente de las normas es el «orden social», y los padres y maestros son los cuidadores del orden social. Cada norma «correcta» se crea para responder a las necesidades de la realidad. Como expliqué antes, volver a casa a las 6 de la tarde no es un capricho arbitrario de los padres, sino un compromiso justo entre libertad y orden, entre ocio y «trabajo». Y no solo las necesidades de la situación y de la familia son relevantes aquí. La sensación de satisfacción proviene del afrontamiento, la productividad y el desarrollo seguidos del tiempo de juego. El ocio, para ser verdaderamente satisfactorio, debe ganarse.
Los padres son los encargados en nombre de la sociedad de educar a los hijos para la ciudadanía, que es la comprensión y aceptación del orden social. La buena ciudadanía incluye también una dimensión de desafío al orden social. Cuando algo es injusto o incorrecto, tenemos el derecho personal y el deber moral de actuar para cambiar las normas, la cultura y, por tanto, las leyes. Este es el significado del activismo, que nace del pensamiento crítico y del deseo de superación social y para evitar la obediencia ciega y la acumulación incontrolada de poder. Es indispensable para crear una sociedad más justa y sana,
Pero… la mayoría de las veces, la falta de cooperación no proviene de la oposición ideológica a las reglas. De hecho, estamos a favor de las reglas, o sea, que los demás las cumplan, y nosotros también, si nos da la gana.
En la foto adjunta: El cartel «Reserva natural, peligro de ahogo» no impresiona a la madre que avanza más allá de la línea marcada en el parque. Ella ignora el daño a la naturaleza y el peligro.
QUÉ ENTIENDE EL NIÑO DE ESTO? «LAS REGLAS SON UNA RECOMENDACIÓN».
Lo que la madre no sabe, es que la niña que pasó de largo este cartel de su mano, tampoco se impresionará por otros «carteles», incluso los que son importantes para ella «hay que cepillarse los dientes» «hacer los deberes» «apagar la pantalla».
TODOS PIERDEN:
El niño pierde la preparación para la cooperación, para posponer gratificaciones, para examinar la ley que tiene ante sí.
Cuando rompe las leyes (que son importantes para los padres), se enojan con él. Paga en pérdida de pertenencia, pero incluso así, no se le ocurre renunciar a sus deseos para mejorar una relación.
Los padres pierden el liderazgo: los hijos no escuchan o no se impresionan de lo que dicen. Mamá dijo … ¿y qué? Cada vez se hace más difícil transmitir a los niños la idea de la necesidad de un orden social.
La sociedad pierde porque cuando todos sienten que tienen derecho a hacer lo que quieren, menos personas hacen lo que es correcto para la sociedad. Dejar de tener en cuenta a los demás conduce a comportamientos desagradables como estallar, empujar, mentir, hacer trampa, ignorar instrucciones. Cuando mucha gente hace eso, aquellos que se comportan «bien» se sienten abusados. La culminación del desorden social es la corrupción, cuyo significado literal es: romper juntos. Romper la confianza, la equidad, los acuerdos necesarios para vivir de la mejor manera posible.
Si no te gustan las reglas, debes tratar de cambiarlas. La rebelión es un último recurso si todas las formas legítimas han fallado y la injusticia aún existe.
Los padres pueden reducir las objeciones estableciendo las reglas en casa junto con los niños en una reunión del personal de la organización llamada Familia. Cuando se violan las reglas, hay resultados desagradables.
Padres: Establezcan una rutina que satisfaga las necesidades de la realidad y de todos los miembros del hogar. Si es posible, háganlo junto con los niños y en colaboración. Mejoren día a día lo que no funciona. No renuncien a las demandas justificadas, no se enojen, creen consecuencias lógicas. Den un ejemplo de activismo y no de la promoción del mensaje «estamos por encima de la ley».
Si no estás seguro de cómo comportarte, pregúntate, según la regla de oro, si te gustaría que todos (pero TODOS) se comporten exactamente como tú.