Anabella Shaked

“Vivir significa crecer”

Alfred Adler, creador de la Psicología Individual

Introducción a la Psicología individual

La Psicología Individual (también llamda Adleriana) es una filosofía integradora y holística sobre la naturaleza humana y su encuentro con las demandas de la vida en la Tierra. Es una teoría de la personalidad, la psicopatología y la psicoterapia, que asume que los seres humanos tienen motivación social y que la vida es el movimiento dirigido a la realización de un ideal personal y social. 

Las respuestas de Alfred Adler (1870-1937) a las preguntas que concernen a la ciencia de la psicología: Qué significa ser humano; Cuál es la fuente del sufrimiento mental y de la disfunción; Cómo se pueden prevenir y cómo curarlos, son parte de la cosmovisión de aquellos que eligen ejercer psicoterapia a partir de este enfoque y guían la conceptualización del tratamiento, así como sus objetivos y los métodos para alcanzarlos.

La terapia adleriana es estructurada y se enfoca en lograr los objetivos del tratamiento: flexibilizar y expandir la lógica privada del cliente, elevar su sentido de pertenencia y valor, y aumentar su sentimiento de comunidad. Estos objetivos fueron diseñados a partir de la percepción de que el sufrimiento emocional proviene de la adopción de una cosmovisión errónea y rígida, una disminución en el sentido de valía y una carencia de sentimiento de comunidad. Por lo tanto, influir en estas dimensiones puede conducir a una mejora en la calidad de vida del paciente especialmente en sus relaciones interpersonales, y también promover el bienestar personal, y el esfuerzo activo hacia el funcionamiento productivo y el cumplimiento de los objetivos personales y así, reducir la brecha entre la realidad de su vida y lo deseado. La terapia adleriana no se conforma con reducir el sufrimiento personal, sino que aspira a crear un ideal de salud mental posible e inspirador, crear el camino para realizarlo y entrenar en su implementación. La experiencia y los conocimientos del tratamiento deben ser utilizados por el cliente para mejorar su funcionamiento y sus relaciones, y así no solo beneficiarse a sí mismo, sino también a los demás y a la sociedad (Stein & Edwards, 1998/2002).

Características de la psicología individual

La psicología adleriana es integradora. Es una psicología cognitiva, narrativa, positiva, social, sistémica, teleológica, holística, existencial e intersubjetiva. Algunos de estos aspectos se han convertido en corrientes teóricas y terapéuticas por derecho propio. A continuación, describiré y explicaré cada una de sus características.

Psicología cognitiva: El punto de partida del enfoque Adleriano es que la persona se crea a sí misma a través de la interpretación que da de los eventos que han ocurrido en su vida y a través de su comportamiento. Siguiendo su imagen subjetiva del mundo, cada persona crea su propia definición de adaptación o éxito, que puede ser cambiada por otra. Por lo tanto, la terapia se ocupa de comprender la subjetividad del solicitante. El sufrimiento mental, según este punto de vista, se deriva de una interpretación errónea, que debe ser entendida y corregida. Expandir y flexionar la lógica privada puede conducir a aliviar el sufrimiento y a un funcionamiento consistente y beneficioso para crear una vida llena de sentido y satisfacción. Esta actitud optimista da libertad al hombre, y al mismo tiempo lo carga con su alto precio: la responsabilidad.

Adler creía que la mente (el órgano mental o psicológico) es inteligente. El ser humano no es manipulado por impulsos que no están bajo su control o incluso en su conciencia, sino que piensa, elige, decide y actúa en la dirección que ha elegido. La personalidad (el estilo de vida) es la guía privada de una persona para la vida. Consiste en la colección de conclusiones sobre sí mismo, el mundo y la vida, que formuló en la primera infancia. El llamado “carácter” es la forma de interpretación, emoción y acción característica de una persona. Una parte significativa del proceso terapéutico se ocupa de la comprensión de la percepción subjetiva del cliente, y flexibilizar y expandir los patrones de pensamiento erróneos. A diferencia de otras terapias cognitivas, el enfoque Adleriano no se centra en modificar en esquemas universales o pensamientos irracionales, sino en patrones de pensamiento individuales, especialmente aquellos formulados como condiciones personales estrechas y rígidas para lograr un sentido de pertenencia y valor. Por ejemplo, si una persona ha formulado una condición de pertenencia según la cual su valor depende de la calidad de su desempeño y su tremendo éxito, sentirá angustia emocional si falla o se enferma. En la terapia trabajaremos en ampliar su interpretación de lo que es el éxito, para que pueda sentirse igual y digno en su situación actual, cuando no puede cumplir con su estrecha condición de valor como lo hizo en el pasado.

Psicología narrativa: Según Adler, el estilo de vida es la historia que una persona se cuenta a sí misma para comprender la realidad y decidir cómo debe actuar. La personalidad es una narrativa subjetiva que refleja una selección selectiva de materiales para avanzar en los objetivos (Sarig, 2016). En una técnica terapéutica adleriana llamada “Te contaré la historia de tu vida”, el terapeuta ofrece una interpretación alternativa de la narrativa que el cliente se cuenta a sí mismo, una narrativa en la que hay aliento y una invitación a crear un nuevo significado. La historia podría ser: “A una edad temprana, como el hijo mayor de padres que no pudieron cumplir sus aspiraciones propias y esperaban cumplirlas a través de sus hijos, aceptaste el reto y trabajaste diligente y valientemente para lograrlo y hacerlos felices y orgullosos. Cada éxito reforzó esta elección, y cada logro que fue menos que perfecto, y mucho menos un fracaso, Dios no lo quiera, te generó un profundo sentimiento de decepción, humillación y rechazo que se registró como una pérdida de sentido de valor… Has creado la percepción de que tu valor depende del éxito, y debido a que has tenido tanto éxito en todo lo que has hecho, esa percepción no ha sido desafiada y no has visto ninguna razón para reflexionar sobre ella, y mucho menos cambiarla. Pagaste un alto precio: estrés, problemas en relaciones interpesonales, pero estos no llamaron tu atención porque creías que el éxito era lo más importante. Y un día, ya no pudiste cumplir esta condición, y lo experimentas como una caída desde una gran altura, sin un paracaídas. El choque es inevitable. La cuestión es que su valor no se eliminó, porque nunca dependió de nada. Tú importas. Si tratamos lo que sucedió como una parada en lugar de una caída, puedes mirar a tu alrededor y “calcular una nueva ruta”. Estás libre de la carrera a la cual te apuntaste, puedes caminar por el planeta y descubrir lo que quieres hacer. Tal vez puedas centrar tu atención en cosas que descuidaste porque no creías que fueran lo suficientemente importantes o prestigiosas, invertir en relaciones, amigos, pasatiempos…”

Psicología humanista y positiva: La psicología positiva se centra en la salud mental, el bienestar, la resiliencia y la realización del potencial humano. Si, como creía Adler, la vida de una persona tal como la experimenta es un reflejo de su mapa cognitivo y este se puede cambiar, el mensaje es optimista y esperanzador.  Se puede dibujar un nuevo mapa que conduzca a la creación de una vida mejor. Según la visión adleriana, el paciente siempre tiene libre elección, incluso si no es consciente de ello. A diferencia de la psicología positiva contemporánea (Seligman, 2005), Adler no se centró en la felicidad sino en el esfuerzo colectivo para superar los obstáculos y contribuir a la sociedad.  La felicidad es un subproducto de hacer, amar, participar y dar. Basados en el enfoque Adleriano, Carl Rogers (1974) desarrolló la psicología humanista, Viktor Frankl desarrolló la logoterapia (1985) y Abraham Maslow (2013) desarrolló la psicología del ser. Los tres, considerados pioneros de la psicología positiva contemporánea, conocían a Adler y su trabajo y se basaron en él, sin reconocer su influencia en sus ideas.

Psicología social: Adler (1979) escribió: “En toda la historia humana no encontrarás personas aisladas” (p. 37). La existencia y el significado del individuo dependen de la pertenencia a un grupo y la cooperación con él en un esfuerzo común por la mejora social y la prosperidad. Cada acción humana, física o mental, tiene un significado social. El comportamiento humano está diseñado para lograr resultados en el mundo social. Los problemas de salud mental no surgen en el vacío, sino en un contexto social y cultural. Las motivaciones interpersonales son más importantes para entender cómo nos sentimos y nos comportamos que los motivos intrapsíquico.

Psicología sistémica: Basada en el principio social y teleológico, tratar a un individuo sin referencia a su sistema social no tiene sentido. En la misma medida en que el terapeuta trata de comprender la subjetividad del individuo, trata de comprender la subjetividad de todos los personajes de la historia, y mediarla al cliente, al tiempo que aumenta el grado de empatía, la consideración de las necesidades del otro y las necesidades de la realidad, y su participación, cooperación y contribución. El grado de bienestar personal y salud mental del solicitante aumentará al mejorar su sentimiento social, y no centrándose en él y sus sentimientos, necesidades y deseos. La terapeuta a menudo alentará la terapia de pareja o terapia familiar, y sugerirá que los miembros de la familia y las figuras significativas en la vida del cliente vengan a una reunión con ella para conocerlos, escuchar sus perspectivas y observar la interacción entre el cliente y el invitado, lo que contribuirá a un conocimiento más profundo del cliente y al desarrollo de una actitud positiva y beneficiosa hacia otras personas significativas.

Psicología teleológica: Como todas las especies, la raza humana está equipada con una fuerza vital que asegura la supervivencia y la continuidad. Según Adler, la vida es un movimiento, y la mente se encarga de dirigirla. La persona inteligente elige valores para sí misma, establece metas y actúa en la dirección que ha elegido. La dirección del movimiento es hacia la adaptación al medio ambiente para sobrevivir y existir. La preocupación por la adaptación conduce al desarrollo y la realización del potencial humano y personal. Según Adler, sin dirección y sin propósito no puede haber movimiento. Por lo tanto, el mecanismo subyacente al movimiento humano es teleológico más que etiológico. El enfoque Adleriano se centra en comprender el propósito de los síntomas, las emociones y el comportamiento en lugar de sus causas. El objetivo final de todo esfuerzo humano es pertenecer, encontrar un lugar en el mundo. Cada uno formula su propia forma subjetiva de pertenencia. El objetivo personal es la clave para comprender el estilo de vida del solicitante, que une todas las funciones mentales para lograrlo. En el ejemplo dado anteriormente, no se dice que el solicitante desarrolló líneas narcisistas porque sus padres lo usaron como una extensión de sí mismos, sino que adoptó una cosmovisión según la cual su valor depende del éxito a toda costa y, por lo tanto, dirige todos los recursos conscientes, mentales y físicos para lograr este objetivo.

Psicología holística: El nombre oficial de la teoría de Adler es “Psicología Individual”, es decir, la psicología de la persona que es indivisible. Todas las manifestaciones mentales y físicas luchan juntas por una mejor adaptación al medio ambiente y hacia la superación (Ansbacher, 1994). Este principio contradice la presencia de un conflicto interno inconsciente entre las partes de la psique como fuente de sufrimiento y síntomas mentales (Strauch, 2003), argumentando que la fuente del sufrimiento es el fracaso para lograr el objetivo psicológico de uno, o pagar un precio demasiado alto para lograrlo.

Psicología intersubjetiva: Siguiendo el principio social y la prioridad dada a las relaciones, el encuentro terapéutico en sí, como cualquier otro encuentro interpersonal, es un encuentro entre sujetos y no entre sujeto y objeto. El enfoque Adleriano rechaza los conceptos de transferencia y contratransferencia. El paciente no proyecta, sino que “activa” su estilo de vida en el terapeuta, como lo hace en cualquier otro encuentro. El terapeuta experimenta la influencia del paciente en él de acuerdo con su propio estilo de vida, pero neutraliza su respuesta natural en favor de la intervención terapéutica. Por ejemplo, la primera declaración de un paciente al ingresar a la clínica fue: “Sus instrucciones fueron terribles”. La terapeuta interpretó la crítica como la necesidad del paciente de demostrar superioridad para compensar los sentimientos de inferioridad. Puede sentirse amenazada, y puede querer “retribuir” al paciente diciendo, por ejemplo, “Que extraño … Nadie se ha quejado de eso antes que tú”. En cambio, toma nota del comentario del paciente como material para el futuro, y responde respetuosa y alentadoramente: “Debes ser un gran navegante”. Al crear un espacio seguro para la relación terapéutica, el terapeuta podrá compartir sus sentimientos con el cliente en tiempo real cuando sea relevante para el proceso terapéutico, diciendo, por ejemplo: “Me siento atacada, y eso me hace muy cuidadosa y deseo de mantenerme alejada”.

Psicología existencial: Adler ve al hombre “como una entidad única, que crea para sí mismo el significado de su existencia y construye para sí mismo un plan para resolver problemas existenciales” (Abramson, 2012, p. 4).   Ver al hombre como un ser inteligente, actuando de acuerdo con un sistema de pensamiento que incluye valores, actitudes y decisiones tomadas por elección personal expresa una visión cognitiva, humanista y existencialista del hombre. Abramson (2012) argumentó que el enfoque freudiano proporcionó a la persona secular un sustituto del exilio de la responsabilidad personal al colocar la fuente de pensamientos, decisiones y acciones antisociales en el ello y el inconsciente.

 Principios básicos de la teoría Adleriana

Según Adler, el hombre es una criatura social que se mueve holísticamente hacia metas. Opera de acuerdo con una visión subjetiva, que puede cambiar (Shaked, 2016).

Esta oración contiene los cinco principios básicos del enfoque: sociabilidad, propósito, holismo, subjetividad y libertad de elección. En esta sección explicaré brevemente cada uno de los principios y su significado y expresión en el encuentro y acto terapéutico.

El principio social

El hombre es una criatura social. La existencia, prosperidad y continuidad de la raza humana dependen de su pertenencia a un grupo. Las criaturas débiles siempre viven en grupos. Pertenecer a un grupo es la solución a la debilidad del individuo. La adaptación y superación de obstáculos es posible gracias a la cooperación y la división del trabajo. De esto Adler concluyó que la mente debe adaptarse a la vida social, y que la principal motivación del hombre es pertenecer. No hay existencia (física o mental) para los seres humanos como individuos. El cerebro está construido para funcionar como parte de una tribu (van der Kolk, 2014). Cada pensamiento, sentimiento y acción está socialmente motivado y de alguna manera relacionado con otros seres humanos: “Todos los problemas que enfrentamos son de naturaleza social” (Adler, 1964, p. 89).

Adler creía que la capacidad de socialización es un potencial innato que debe ser alimentado desde la infancia para desarrollarse plenamente. Este potencial que llamó “sentimiento de comunidad”, traducido del alemán Gemeinschaftsgefühl, es el pilar de su psicología, el ideal humano y el equivalente de la salud mental (Adler, 1964).  “El desarrollo de un sentido social es el proceso básico por el cual un individuo puede realizar su verdadero potencial humano” (Ferguson, 1999, p. 6). El sentimiento social es el sentido de unidad del individuo con la comunidad, su preocupación por el bienestar del grupo, y la voluntad y capacidad de conectar, identificarse, cooperar y contribuir a otros seres humanos (ibíd.). Cuanto más estable sea el sentido de pertenencia de un niño, más probable es que su interés social se desarrolle plenamente. Sin embargo, sentimiento de comunidad puede extenderse a cualquier edad, y este es uno de los objetivos de la psicoterapia adleriana.  El sentimiento de comunidad es importante para desarrollar coraje, confianza en sí mismo y un sentido de valor. Adler (1964) escribió: “Todas las neurosis surgen de la tensión mental de una persona que no está preparada socialmente para enfrentar a una tarea cuya solución requiere más interés social del que posee”. (pág. 91).

El principio de holismo

Adler veía cada función física, mental o psicológica como parte de una Gestalt diseñado para cumplir un objetivo. Todas las funciones: pensamientos, sentimientos, funciones corporales, sueños, deseo, memoria, comportamiento, etc. trabajan juntas para lograr un objetivo personal subjetivo (Adler 1964/1979).  Según este principio, no hay conflictos intrapsíquicos como en el pensamiento freudiano. Todos los conflictos son conflictos entre deseos conflictivos, y entre deseos y la realidad.

El principio de teleología

El enfoque Adleriano se centra en comprender el propósito de los síntomas, las emociones y el comportamiento en lugar de sus causas. El objetivo final de todo esfuerzo humano es pertenecer, encontrar un lugar en el mundo. Cada uno formula su propia forma subjetiva de pertenencia. El objetivo personal es la clave para comprender el estilo de vida del solicitante, que une todas las funciones mentales para lograrlo. En el ejemplo dado anteriormente, no se dice que el solicitante desarrolló líneas narcisistas porque sus padres lo usaron como una extensión de sí mismos, sino que adoptó una cosmovisión según la cual su valor depende del éxito a toda costa y, por lo tanto, dirige todos los recursos conscientes, mentales y físicos para lograr este objetivo

El principio de subjetividad

Toda percepción y pensamiento son subjetivo.  Adler creía que las personas crean su propia imagen del mundo de acuerdo con su interpretación personal y subjetiva de los eventos de la vida y los problemas que enfrentan, ya sean existenciales, psicológicos o prácticos (Adler, 1956).  La percepción subjetiva del individuo es su “lógica privada” o “razonamiento privado”, que puede estar cerca o lejos de la lógica general y la prueba de la realidad.  En términos Adlerianos, actuar de acuerdo con el sentido común significa responder a las demandas de la vida con coraje, con una autoestima positiva y realista, de una manera socialmente beneficiosa (Dreikurs, 1991).

El hombre es una criatura social que debe y quiere pertenecer para existir, desarrollarse y realizarse a sí mismo. Cada uno de nosotros quiere sentir que tenemos un lugar, que somos amados y queridos, que somos capaces, necesitados y valorados, que somos importantes y que nuestra existencia importa. Cada uno de nosotros formó ideas en la primera infancia sobre las condiciones que deben existir para sentir que pertenecemos. “Si bien el objetivo universal de todos es lograr un sentido de pertenencia, valor y significado, cada persona desarrolla creativamente un conjunto jerárquico único de objetivos operativos diseñados para lograr este objetivo universal” (Adler, 1964, pp. 31-32). Las condiciones de pertenencia que una persona ha formulado para sí misma no están formuladas verbalmente, y de hecho no somos conscientes de ellas. Si se formularan estas condiciones, responderían a la siguiente pregunta: “¿Quién debería ser y qué debería hacer para tener un lugar y un valor en el mundo?”

El principio de libertad de elección

Además de reconocer las influencias genéticas y las influencias de la crianza de los hijos y la educación, junto con el reconocimiento de las limitaciones biológicas, sociales y culturales, Adler creía que los seres humanos son naturalmente creativos y ejercen su poder creativo para elegir quiénes serán, qué harán y cómo vivirán sus vidas (Adler, 1992).  Dado que el objetivo individual es “un evento cognitivo que representa la elección y la decisión” (Ferguson, 1995/99, p. 3), puede ser cambiado por una nueva elección.  El reconocimiento de la elección actual, la comprensión de que es posible elegir de manera diferente y el desarrollo del coraje, el sentimiento social y el grado de actividad son la esencia del proceso terapéutico. El cambio cognitivo cambia las emociones y las acciones, por lo que la realidad de la vida del solicitante cambia.

Referencias

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