La terapia adleriana se basa en una filosofía integradora y holística sobre la naturaleza humana y su encuentro con las exigencias de la vida en la Tierra. Es una teoría de la personalidad, la psicopatología y la psicoterapia que supone que los humanos están motivados socialmente y que la vida es un movimiento dirigido hacia la realización de un yo ideal.

Las respuestas de Alfred Adler (1870-1937) a la pregunta: “¿Qué significa ser un ser humano?” “¿Cuál es la fuente de la motivación?” “¿Cuáles son las fuentes del sufrimiento mental y la disfunción?” “¿Se pueden prevenir?” “¿Cómo se pueden tratar o incluso, curar?”

Son parte de la cosmovisión de quienes eligen trabajar con este enfoque y guían la conceptualización de la búsqueda de terapia, los objetivos y los métodos de esta.

La terapia adleriana es estructurada y enfocada.

El enfoque se centra en el cumplimiento de los objetivos del tratamiento: ampliar y flexibilizar la lógica privada del solicitante, elevar su sentido de pertenencia y valor e incrementar su sentimiento social.

Estos objetivos se diseñaron a partir del concepto de que el sufrimiento mental es el resultado de la adopción de una cosmovisión errónea y rígida del mundo, una disminución del sentido de valía y un sentimiento social insuficiente. Por tanto, una influencia sobre estas dimensiones puede conducir a una mejora en la calidad de vida del paciente,  especialmente en sus relaciones interpersonales, a la promoción del bienestar personal, a una búsqueda activa hacia el funcionamiento beneficioso y el cumplimiento de objetivos personales, y por tanto a la reducción de la brecha entre lo presente y lo deseado en su vida.

La terapia adleriana no se contenta con reducir el sufrimiento personal, sino que lucha por un ideal de salud mental que sea posible e inspirador, definiendo las acciones necesarias para su cumplimiento.

El solicitante utilizará la experiencia y los conocimientos adquiridos en la terapia  para mejorar su funcionamiento y sus relaciones y, de ese modo, no sólo beneficiarse a sí mismo, sino también a los demás y a la sociedad.

La interpretación, conceptualización y acción terapéutica se basan en los principios básicos de la psicología individual, nombre oficial de la escuela psicológica inventada por Alfred Adler.

La psicología adleriana es integrativa. Es psicología cognitiva, narrativa, positiva, social, sistémica, teleológica, holística, existencial e intersubjetiva. Algunos de estos aspectos se han convertido en corrientes teóricas y terapéuticas en sí mismas.

Es posible combinar lo aprendido en el tratamiento según diferentes corrientes.

Los participantes reportan una mejora significativa en la calidad de sus tratamientos, así como en sus habilidades interpersonales y comunicación en todos los círculos de sus vidas.

El aprendizaje es tan efectivo viendo las grabaciones como asistiendo en vivo.

Al mismo tiempo, para sacar el máximo partido al curso es necesario poner el objetivo de perfeccionar las habilidades terapéuticas en un lugar alto en el orden de prioridades . Esto no es enriquecimiento sino profesionalización hacia la BEST PRACTICE (la práctica sobresaliente) .

Lo principal es entender lo que te espera.

Un cambio radical en los procesos terapéuticos y en todos los ámbitos de la vida.

Este curso no te proporciona ideas y teorías, sino un método aplicable inmediatamente.Es muy, muy práctico y los resultados aumentan la satisfacción, el éxito y las referencias.

Cuando un/a terapeuta deja de estudiar, llegó el momento de devolver las llaves.

La ventaja del arte de alentar frente a otras alternativas es que el aprendizaje se puede aplicar de forma inmediata.

No es un enriquecimiento general, y luego tendrás que arreglarte con la aplicación. Es aprender cómo aplicar tus mejores intenciones